En general se puede decir que la leche goza de una gran reputación entre los consumidores como un alimento saludable, rico en contenido nutricional, escencial durante la etapa infantil y fuente de proteínas, vitaminas y de minerales como el calcio.

 

No obstante es conocido que muchas personas presentan dificultades para asimilar su consumo, algunos con dificultades digestivas al contenido graso y otras desarrollando intolerancia a la lactosa. Ello ha propiciado la aparición de variadas presentaciones de leches procesadas, unas como bajas en grasa, otras desengrasadas (que no es lo mismo), y otras más deslactosadas, y combinación de las anteriores.

 

Por parte del contenido nutricional, algunos afirman que en la edad adulta no se asimilan correctamente los nutrientes como sus proteínas mientras que otros indican que la evolución humana ha logrado realizar tal tarea tras siglos de consumo de leche de otras especies. Por otro lado algunos más afirman que se digieren y asimilan mejor los derivados de leches como las de cabra u oveja.

 

En conclusión tan sólo puedo decir que es un alimento básico de la nutrición infantil y que en la edad adulta se puede continuar su consumo dependiendo del gusto desarrollado siempre y cuando no se haya desarrollado intolerancia a alguno de sus ingredientes, caso en el cual es mejor no insistir y reemplazar el producto. En todo caso dichos efectos rara vez persisten con el consumo de preparaciones de pastelería que integren leche.